No podría haber elegido un mejor país y ciudad para mi experiencia Erasmus que Cracovia, en Polonia. Desde el primer día, supe que estaba en un lugar único y especial, lleno de historia y cultura. Sin duda, mi estancia allí se ha convertido en una de las mejores experiencias de mi vida.
Durante el Erasmus, conocí a personas increíbles de todo el mundo. El grupo que formamos en la escuela de artes fue increíble; compartíamos gustos e inquietudes, proyectos y mil historias y anécdotas que recordaré siempre.
Cracovia es una ciudad llena de vida, actividades y paisajes impresionantes. Hice varios viajes a lugares fascinantes como Zakopane, Varsovia, Katowice, Budapest, Viena, Venecia, Nápoles, Bolonia… Cada uno de estos viajes me permitió explorar diferentes culturas y disfrutar de la belleza única de cada lugar. La vida en Cracovia era tranquila pero nunca aburrida: siempre había algo que hacer o descubrir. Calles, callejones, puentes, pubs… Aprendí un poco de polaco, que me permitió defenderme en el transporte público y en el supermercado, y mejoré notablemente mi inglés, lo que me ayudó a comunicarme mejor con la gente local y otros Erasmus.
Las clases en la Jana Matejki w Krakowie (la Escuela de Artes) fueron un gran punto a favor de mi experiencia. Aprendí mucho sobre diseño social, y las metodologías que empleaban eran muy diferentes a las que tenemos en Galicia o España. Eran más interactivas y dinámicas, lo que hacía que los proyectos se convirtieran en realidades tangibles. La dedicación y el compromiso de los profesores eran impresionantes, lo que hizo que cada clase fuera valiosa y enriquecedora. No las olvidaré nunca. De hecho, me hizo replantearme mi futuro laboral para enfocarlo a la docencia.
En resumen, mi estancia Erasmus en Cracovia fue una experiencia transformadora que me ayudó a crecer como persona y también como profesional del diseño. Me siento mucho mejor formada, y ya he tenido varias oportunidades de trabajo desde que he vuelto. Me cambió la mentalidad. Estoy inmensamente agradecida por todo lo que viví y aprendí, y por haber tenido la oportunidad de estar en una ciudad tan maravillosa. Sin duda, Cracovia siempre ocupará un lugar especial en mi corazón.
I couldn’t have chosen a better country and city for my Erasmus experience than Krakow, Poland. From the first day, I knew I was in a unique and special place, full of history and culture. Without a doubt, my stay there has become one of the best experiences of my life.During my Erasmus, I met incredible people from all over the world. The group we formed at the art school was amazing; we shared interests and concerns, projects, and countless stories and anecdotes that I will always remember.Krakow is a city full of life, activities, and stunning landscapes. I took several trips to fascinating places like Zakopane, Warsaw, Katowice, Budapest, Vienna, Venice, Naples, and Bologna. Each of these trips allowed me to explore different cultures and enjoy the unique beauty of each location. Life in Krakow was peaceful but never boring; there was always something to do or discover. Streets, alleys, bridges, pubs… I learned a bit of Polish, which helped me navigate public transport and the supermarket, and I significantly improved my English, which made it easier to communicate with locals and other Erasmus students.The classes at Jana Matejko Academy of Fine Arts in Krakow were a major highlight of my experience. I learned a lot about social design, and the methodologies they used were very different from those in Galicia or Spain. They were more interactive and dynamic, which made projects become tangible realities. The dedication and commitment of the professors were impressive, making every class valuable and enriching. I will never forget them. In fact, it made me reconsider my career path to focus on teaching.In summary, my Erasmus stay in Krakow was a transformative experience that helped me grow as a person and as a design professional. I feel much better prepared, and I have already had several job opportunities since I returned. It changed my mindset. I am immensely grateful for everything I experienced and learned, and for having had the opportunity to be in such a wonderful city. Without a doubt, Krakow will always hold a special place in my heart.